Archive | avril 2013

Veinte años y un día de Jorge Semprún

Jorge Semprún Maura (Madrid 1923, Paris 2011) : escritor, intelectual, político y guionista cinematográfico español cuya obra fue escrita en mayor parte en francés ya que vivió exiliado en Francia desde 1939; fue hecho prisionero por la Gestapo e internado en el campo de Buchenwald durante 15 meses,  y fue residente parisino desde 1965. Se afilió au PCE en 1952 .Fue Ministro de Cultura en España entre 1988 et 1991 bajo el Gobierno de Felipe González.

Este libro, Veinte años y un día, obtuvo el Premio Fundación José Manuel Lara en 2004, libro escrito directamente en español en 2003. Es una meta-ficción que aúna con talento notas autobiográficas de primera línea con personajes ficticios y otros bien reales de la escena política,  literaria o familiar. Es una novela de clara intencionalidad política, dedicada a todos los españoles con un procedimiento narrativo complejo que obstaculizó bastante mi comprensión  (relato a salto de mata entre el hoy de 1956 y el ayer de 1936).

Es una obra metaliteraria con una rica intertextualidad, en parte autobiográfica. Es un legado de la parte de Semprún hacia sus connacionales con una triple  motivación: hacer una revisión crítica del comunismo español, elogiar y homenajear a algunas personalidades de la política española de mediados del siglo XX y como tercer objetivo, recomponer la trayectoria de Federico Sánchez (uno de los nombres de Semprún en la clandestinidad) para revalorizar su actuación. Ésto último cumple una función narcisista propia de la autobiografía. La intención didáctica de Veinte años y un día, es personal y colectiva pues repasa la evolución del comunismo a la vez que la trayectoria particular de Federico Sánchez; la obra reclama un lector informado para ser entendida en toda su dimensión, pues la mirada de Semprún no es objetiva, por mucho que haya elegido el género de la novela ( Jaime Céspedes in La dimensión biográfica de Veinte Años y un día de Jorge Semprún).

El título tiene un origen doble: 1) los 20 años y 1 día representaban la condena máxima que la justicia franquista reservaba a los dirigentes políticos de la clandestinidad y 2) los 20 años que separan los dos polos de la novela que van de 1936, fecha en que se perpetra el asesinato del joven  José María Avendaño por los peones de la finca el primerísimo primer día de la guerra civil y 1956, año en que transcurre la novela y que debe celebrar el último acto expiatorio del crimen de 1936 con los peones de la misma finca…

La parte política predomina en esta novela y aunque la prosa de Semprún es magnífica y el vocabulario excelso, no deja de ser otra novela más sobre la guerra civil española, tema recurrente e ineludible de las letras ibéricas. Citaba yo en otra reseña, la frase de Stendhal,  diciendo que la política en literatura es como un pistoletazo en un concierto. Pero aquí no se trata de un pistoletazo, sino de ráfagas de mitralleta. Ernesto Hemingway tuvo también unas palabras para la guerra civil, diciendo-« La guerra-murmuraba-. Todos decís lo mismo. Como si fuese lo único, lo más importante al menos, que podéis compartir, el pan vuestro de cada día. La muerte, eso es lo que os une, la antigua muerte de la guerra civil ». Los españoles tenían todos algo que decir. La guerra, nuestra guerra: su juventud. Todos habían luchado en aquella contienda, pero no todos en el mismo bando. Ahora bien, ni los unos ni los otros parecían tan convencidos hoy de sus razones, o de sus ideales sinrazones, como sin duda lo estuvieron en 1936: lo bastante convencidos, antaño, como para haberse jugado la vida (pgs 11-12).

Los personajes reales de la política española de los años 50-60, citados en el libro, son numerosos y el narrador omnisciente, que no es otro que Semprún, alias Federico Sánchez, aparece a menudo. Son tantos los personajes reales citados en la obra, que resultaría fastidioso hacer una enumeración.

Hay una citación de un excelente chiste que circulaba por los años 1936…Después de la victoria de la CEDA ( gran partido de masas de la derecha española en el marco de la Segunda República), en las elecciones generales de 1933, Alfonso XIII envió un telegrama a don Aniceto Alcalá Zamora, Presidente de la República: « Ante la CEDA cede. Te cito en Biarritz. Alfonso ». Telegrama al que contestó el Presidente con otro, tan irreal como el primero, pero gracioso: « Ni CEDA, ni cedo, ni cita. Niceto ».

La parte ficcional de la novela relata el asesinato del más joven de los hermanos Avendaño, José María, quien volvía por esos días de su luna de miel con Mercedes Pombo por Europa  y que será asesinado el primer día de la guerra civil por sus propios peones en la finca toledana de La Maestranza. Dejará una viuda, quien introduce en el relato la parte erótica  , muy bien lograda. Al parecer era una mujer tan bella que despertó la concupiscencia del primogénito de los Avendaño, José Manuel,  quien exigió un derecho de pernada sobre su cuñada viuda. El segundo elemento erótico lo aportan los gemelos Lorenzo e Isabel, hijos póstumos de Jose María Avendaño, quienes se aman de un amor incestuoso, condenado e imposible. El personaje ficticio de Lorenzo Avendaño lleva bastante de autobiográfico: su trilingüismo, su carácter intelectual, su afán de cultura y su papel como « agitador universitario ».

Mercedes Pombo tendrá una verdadera obsesión con el cuadro de la pintora italiana Artemisia  Gentileschi (1593-1652) que vislumbró en el Museo de Capodimonte cuando estaba de luna de miel en Nápoles:quedó definitivamente desconcertada y embrujada con la visión del degollamiento del general asirio Holofernes por Judit, secundada por su doncella:[…] lo primero que llamaba la atención era la blancura nevosa de los hombros de Judit, sus pechos casi desnudos, cuya belleza subrayaba la sombra que en el  lienzo aislaba, realzándola, su mutua redondez. Judit lucía un vestido azul, muy escotado. Pero ¿lucía realmente? Era el vestido, en efecto de un azul poco lucido, poco reluciente, más bien apagado, como recluído en su propia densidad. No era un azul que reluciera sobre el lienzo, triunfante iluminándolo, sino que más bien lo impregnaba, lo empapaba, difuminando por la superficie del cuadro una nocturnidad diáfana que se armonizaba con el sordo color rojo del vestido de la sirvienta de Judit, adecentado éste, sin escote ni hombros desnudos, ni senos sugeridos, mostrados más bien en el caso de su ama, pero aquélla, la sirvienta, contrariamente a la tradición pictórica, la sirvienta, en el cuadro era joven y hermosa y sujetaba a Holofernes mientras su señora lo degollaba limpiamente, o sea, de un tajo de su corta y ancha espada que podía calificarse de limpio por lo decidido, lo tajante, precisamente, aunque produjera borbotones de sangre que ensuciaban las sábanas del lecho instalado en la tienda de campaña del general enemigo de los judíos.

Las referencias políticas, literarias, pictóricas, filosóficas, históricas, musicales,   las citaciones en varios idiomas (inglés, francés y alemán) abundan en el relato, dándole un cariz cosmopolita y erudito.  Encontré una citación a Kant que me sedujo incontestablemente. Se trata del amor platónico que Benigno, el bibliotecario de la finca , profesa a la bella y sensual Mercedes Pombo: él la ama de un delicioso  dolor tantálico, lo que presupone una tendencia masoquista de la parte del pobre Benigno, porque un dolor tantálico, que es pura frustración de lo que es inalcanzable, no puede ser delicioso…

.VEINTE AÑOS Y UN DÍA, Círculo de Lectores 2003,  ISBN 84-672-0237-8

Stasiland de Anna Funder

Anna Funder (Melbourne 1966) est un écrivain australienne, ayant fait des études de Droit International, aujourd’hui résidente à Brooklyn, USA. Ce roman , Stasiland , lui valut le Samuel Johnson Prize en 2004; et une publication plus récente, All that I am, un autre prix prestigieux. Anna Funder a travaillé comme avocate internationale spécialement dans le secteur des Droits de l’Homme. Stasiland est un livre d’investigation qui cherche des  témoins ayant vécu en RDA, et ayant connu de près la Stasi, l’ex Police d’État de la RDA.

C’est un livre très journalistique, peu littéraire (le sujet s’y prête mal) où la narratrice est protagoniste et nous relate le progrès de son enquête au jour le jour en mêlant aussi sa vie privée. Il me semble que Anna Funder a selectionné les cas les plus scabreux afin de nous interloquer et de nous révéler le côté le plus sombre de cette Stasi, inspirée du KGB, de la Gestapo, et d’autres polices de régimes de terreur.

Un questionement intéressant surgit en lisant le livre: comment ces allemands de l’Est ont pu oublier si vite le nazisme pour basculer sans trop de questionnement dans ce régime plus communiste que socialiste? Apparemment, ils ont été frappés d’amnésie collective. Et après la chute de la RDA, les milliers de personnes qui servaient le régime ont été integrées à l ‘Occident sans autre forme de procès. A se demander si les allemands de l’Est n’ont pas incorporé dans leurs gènes la capacité d’oubli sans se poser de questions sur les années de brimades personnelles et collectives .

La narratrice, c’est à dire Anna Funder, en cherchant dans l’ancienne RDA des témoins ayant eu à faire à la Stasi,  apprend ce que fut l’horreur du vécu quotidien des gens durant 44 années,  leurs souffrances et vexations sans fin. Comment la machine d’État brisait les êtres. Il y a énormement d’information à ce sujet dans ce livre.

D’abord elle nous présente cette Stasi: […] la Stasi était l’armée interne qui permettait au gouvernement de garder le pouvoir. Son rôle était de tout savoir sur tout le monde, par tous les moyens. Elle savait qui vous avait rendu visite, qui vous téléphonait et si votre femme vous trompait. C’était une bureaucratie avec des ramifications dans  tous les secteurs de la société est-allemande; ouvertement ou sécrètement des indicateurs renseignaient la Stasi sur leurs compagnons et amis dans toutes les écoles, toutes les usines, tous les inmeubles résidentiels et tous les cafés. Obsédée par les détails, la Stasi n’a absolument pas vu venir l’effondrement du communisme, qui allait entraîner le revirement du pays. En 40 années d’existence, la quantité de renseignements récoltés par la Stasi était aussi volumineuse que les archives historiques de toute l’Allemagne depuis le Moyen Age . Disposés côte à côte, les dossiers de la Stasi se seraient étendus sur 180 kilomètres ! (pg 16).

[… ] en Allemagne de l’Est, l’information circulait en circuit fermé entre le gouvernement et ses organes de presse. Comme l’État contrôlait les journaux, les magazines et la télévision, la formation de journaliste équivalait à une formation de porte-parole gouvernemental. L’accès aux livres était limité. La menace de la censure pesait en permanence sur les écrivains et était une évidence pour les lecteurs qui avaient appris à lire entre les lignes. Les seuls médias incontrôlés par le gouvernement, provenaient des stations de télévision de l’Ouest: jusqu’au début des années 70, la Stasi calculait l’angle des antennes qui dépassaient des appartements et punissait ceux qui les orientaient vers l’ouest (pg 31).

[…]  les relations entre les gens étaient conditionnées par le fait que l’un ou l’autre risquait d’être de la Stasi. Tout le monde se soupçonnait et la méfiance engendrée formait la base du fonctionnement de la société. Après la chute du mur (novembre 1989), les médias allemands ont qualifié la RDA  comme l’État le plus étroitement surveillé de tous les temps: la Stasi sur la fin comptait plus de 97 000 employés, elle disposait de plus de 173 000 indicateurs disseminés dans la population. Sous le III Reich de Hitler, on estime qu’une personne sur 2000 était un agent de la Gestapo, dans l’URSS de Staline, une sur 5830 était agent du KGB. En RDA une personne sur 63 était agent ou indicateur de la Stasi. Dans le siège de la Stasi 15 000 bureaucrates  venaient travailler chaque jour: ils géraient les activités  à l’étranger ainsi que le programme de surveillance nationale, à travers ses 14 antennes régionales . Un ancien psychologue de la Stasi, justifie la volonté des gens de moucharder leurs compatriotes en la qualifiant d’ « envie de s’assurer que tout le monde se comporte comme il faut« . Sans ciller. « C’est quelque chose de profondément ancré dans la mentalité allemande, dit-il, une certaine envie d’ordre, de minutie, ce genre de trucs ».

[… ] l’idée de la RDA comme un acte de foi. Le communisme -sa version est-allemande en tout cas- était un système de croyance fermé. Un univers en vase clos qui avait créé ici-bas sa propre notion d’enfer et de paradis, de punitions et de rédemptions. Les punitions étaient souvent infligées quand on manquait de foi, ou simplement quand on était soupçonné d’en manquer. La déloyauté pouvait être décelée dans les signes les plus anodins: l’antenne de télé tournée vers l’Ouest, l’oubli du drapeau rouge à la fenêtre le 1er mai, une blague mal perçue sur Honecker que quelqu’un avait ressenti le besoin de raconter, pour éviter de sombrer dans la folie.

[…] les gens de la RDA parlent du « Mauer im Kopf », c’est à dire, du Mur dans la tête: le Mur et ce qu’il représentait, existent toujours. Les anciens de la Stasi ont toujours le Mur à l’esprit, avec l’espoir de le reconstruire un jour, exactement ce que leurs victimes envisagent comme une éventualité terrifiante. Mais n’empêche que les anciens habitants de la RDA ont créé un mot pour signifier la nostalgie de ce que fut un enfer organisé: ils parlent d’Ostalgie, ils assistent à des soirées où l’on rentre gratuitement en montrant une carte d’identité d’Allemagne de l’Est, où tout le monde s’appelle « camarade » et où la bière coûte seulement 1.30 mark. Ils ont la nostalgie de leur ancien enfer où tout était contrôlé et où ils étaient assistés en permanence. Allez comprendre l’âme humaine…

Il y a une bonne blague  sur la Stasi: « Les États Unis, l’Union soviétique et la RDA veulent repêcher le Titanic. Pourquoi? Les américains veulent retrouver les bijoux précieux placés dans les coffres; les Soviétiques s’intéressent à la technologie de pointe utilisée dans la construction; et la RDA…la RDA veut retrouver l’orchestre qui jouait quand le navire a coulé ».

Après lecture de ce livre foisonnant en détails sur l’ex  RDA, comment ne pas évoquer les deux excellents films qui parlent du même sujet: Good-Bye, Lenin (2003) de l’allemand Wolfgang Becker et La vie des autres (2006) d’un autre allemand, Florian Henckel von Donnersmarck. Les deux films ont recolté des prix : Cesar du meilleur film européen pour le premier et Oscar du meilleur film en langue étrangère pour le second. Aussi, je recommande l’excellent livre de l’allemand de l’Est Eugen Ruge, Quand la lumière décline,commenté dans ce blog en octobre 2012: il relate la saga d’une famille de la RDA à travers quatre génerations, un régal.

STASILAND, Collection 10/18 N° 4268 (Éd. Héloïse d’Ormesson 2008),  ISBN 978-2-264-04870-7

Lejos de dónde de Edgardo Cozarinsky

Edgardo Cozarinsky (Buenos Aires 1939) es un escritor, dramaturgo y cineasta argentino que vive entre París y Buenos Aires desde 1988. Este libro le valió el Premio de la Academia Argentina de Letras 2011 ( mejor obra narrativa de los  años 2008-2010).

Es un buen libro, con una construcción muy buena, un sujeto excelente e interesante y con una escritura elegante y clara Los dos primeros capítulos están dedicados a la vida de la madre, los dos últimos a la historia del hijo y el capítulo central realiza el enlace de los cuatro capítulos. Es una novela meta-literaria  típica incluyendo elementos importantes de intertextualidad:  alusiones políticas, históricas, literarias, culturales.

Grosso modo, el resumen es el siguiente: una austríaca que trabajó para los nazis como administativa en un campo de concentración cerca de Polonia,  huye del régimen nazi al final de la guerra,  usurpando la identidad y el pasaporte de una judía y huyendo Europa vía la Suiza para refugiarse en Argentina. En Buenos Aires sobrevivirá, trabajando para un restaurante bávaro, frecuentado por todo tipo de clientes, y será violada una noche a la salida de su trabajo, engendrando un hijo que será el objeto de su amor incondicional, pero lejano. Las décadas transcurren y su hijo,  Federico, estudiante universitario se rebela contra la dictadura militar argentina de 1976 perpetrando un atentado, razón por la cual debe huir hacia Europa con un pasaporte falso. En Europa llevará la verdadera vida del judío errante, tal como se la concibe en los personajes legendarios de Cartaphilus, Ahasverus…

Hay también una historia paralela a la de la protagonista con la historia del fotógrafo ruso de origen judío, Yevguin Kahldei que se dio a conocer con la foto de la familia vienesa que se suicidó en plaza pública en 1945 con motivo de la caída del régimen nazi.

El fin de la novela es espectacular porque Federico, en sus errancias se cruzará con su media hermana : su madre había engendrado durante su estadía en el campo de concentración una hija que abandonará a una familia de campesinos polacos cuando urdirá sus planes de evasión. Encontré que el final está muy acertado porque casi siempre la vida sobrepasa la ficción y la situación me parece altamente verosímil.

Se puede filosofar después de leer el libro y decirse que casi todo se paga en la vida, con la misma moneda o con creces; que las historias se repiten, que » la boucle est bouclée » en esta novela que deja el alma pensativa.

Formularía una reserva en el sentido que me pareció un libro más de ideas que de personas, porque encontré que los personajes de la madre y del hijo quedaban esbozados como fantasmas sin cuerpo y sin alma, un poco etéreos, definidos más como arquetipos que como personajes de carne y hueso; demasiado estereotipados y caricaturales. Pero, in fine, es quizás exactamente lo que quería Edgardo Cozarinsky, hacer de sus personajes la quintaesencia de lo que deben representar.

El título del libro está explicado muy bien en la página 149: un amigo diamantista de Amberes explica a Federico una historia apócrifa-¿ Conoces la réplica del muchacho judío que decide emigrar a América a principios del siglo XX? En el mísero stetl de Galitzia o Besarabia donde nació, su madre llora sin consuelo. »Hijo mío, ¿por qué te vas tan lejos? », se lamenta una y otra vez. El hijo, ya lejos de allí en el pensamiento, tal vez con un sentido innato de la relatividad, responde: « ¿Lejos? ¿Lejos de dónde? ». Esta escena provendría de otra novela de Cozarinsky « El rufián moldavo » donde los destinos nómades se multiplican y las identidades falsas se superponen, a la manera de máscaras sobre el rostro de una misma persona, dice en un excelente artículo en La Nación (ADN-cultura) Hugo Beccacece, explicando que la acción de las novelas de Edgardo Cozarinsky se sitúa en la Mittel-europa como región y como cultura porque en Europa Central se gestó lo mejor y lo peor del siglo pasado.

LEJOS DE DÓNDE, Tusquets 2009,  ISBN  978-84-8383-182-3

Laure du bout du monde de Pierre Magnan

PhotoPierre Magnan nous a quittés en mai 2012, laissant derrière lui une oeuvre vaste et puissante , qui fleure bon la Provence. J’ai un vague souvenir de Pierre Magnan à l’occasion d’un ou plusieurs « Apostrophes » de Bernard Pivot que je ne manquais jamais, refusant toute sortie ou n’invitant jamais le vendredi soir, « Apostrophes » oblige ! Quelqu’un m’a dit hier, lorsque je vantais Magnan, que tout simplement il n’était pas à la mode car les lectures à connotation régionale  n’étaient pas en tête des ventes.- Vé, Voueï, qué- ils ne savent pas ce qu’ils perdent les braves gens à lire des choses compliquées et modernes qui n’apprennent rien sur la vie, alors que chez Magnan tout est si vivant.

Pierre Magnan était un homme d’habitudes et connaissait très bien son terroir parce qu’il ne l’a jamais quitté. Il prenait tous les matins son petit déjeuner au Café du Bourguet qui était son jardin secret à Forcalquier, il y avait la table du fond à gauche, où, discret il lisait son journal, faisait son courrier, recevait  et observait…Il est né à Manosque et décédé à Voiron dans l’Isère; il a été inhumé à Revest Saint Martin, petite commune de 84 âmes à 7 Km de Forcalquier.

Ce roman, Laure du bout du monde, d’à peine 300 pages est magnifique; il ne lui manque que le chœur antique pour ressembler à une tragédie grecque. Magnan nous conte la vie de Laure Chabassut, fille paysanne qui va s’instruire toute seule aux choses de la vie et aussi s’arranger toute seule et contre tous pour accéder à l’instruction. Elle qui avait été délaissée, surtout par sa mère,  et qui survécut grâce à l’amour que lui portait son grand père paternel et sa tante Aimée, soeur de son père. Elle qui a été formée très tôt aux devoirs de paysanne: garder le troupeau, couper la lavande, travailler à droite et à gauche pour apporter de l’argent à la famille. Elle qui tout enfant lisait, sans comprendre grand chose, les Églogues de Virgile, livre précieux offert par un paysan piémontais qui l’avait prise en pitié.

Le récit comprend les années 50-65, enfance de Laure et l’on voit bien que la paysannerie des Basses Alpes s’en sortait mal: le pays est rude, le climat assez ingrat, le sol caillouteux, la meilleure lavande  de Bonnières est détrônée par une lavande de production étrangère, moins chère, ce qui ruine les paysans. Ce n’est pas étonnant que cette contrée ait été dépeuplée et qu’aujourd’hui dans la région, il y ait surtout des résidences secondaires.

Le livre raconte des objets de jadis, comme l’utilisation de la balance qui servait à peser les truffes pour peser les nouveaux nés, les truffes qu’on vendait au marché de Laragne, les jeudis d’hiver; cette balance sentait leur parfum à plein nez: c’était un plateau de cuivre au bout de quatre chaînes que les Romains utilisaient déjà. Toutes les fermes en étaient équipées. La potence qui supportait ces chaînes se prolongeait par un levier de fer cranté sur lequel un poids d’un kilo coulissait. Chaque cran représentait cent grammes. Ces crans étaient usés par une utilisation séculaire. On ne savait de quelle époque dataient ces balances. Depuis très longtemps on ne les fabriquait plus. Le levier s’équilibrait dès qu’on mettait la tare sur le plateau.

Ou encore la description de la canule pour ébouriffer les grives: un chalumeau coupé dans un épi de blé et qu’on utilisait pour écarter le duvet des petits oiseaux quand on les rapportait des lèques= pièges à grives. La grand mère s’en servira pour aspirer de l’eau sucrée et l’introduire dans la bouche de Laure à sa naissance, car elle était née sous l’aspect d’un avorton de 750 grammes, ce qui provoqua la répulsion définitive de  sa mère.

Ou encore la description de la courarelle, sorte de cage à roulettes que son père avait fabriqué pour Laure afin qu’elle circule sans danger dans la masure: une sorte de cage où l’on enserrait le torse de l’enfant à hauteur de la taille. Il était enfermé dans ce carcan et, de là, pouvait faire mouvoir la courarelle en agitant les pieds. On complétait l’équipement , afin de prevoir la culbute de l’engin, par une cabucelle. C’était une couronne tressée en osier pour préserver la tête et qu’on assurait solidement sur les oreilles de l’enfant par une jugulaire bien serrée; ainsi équipée, on pouvait la laisser errer dans les pièces de plain-pied sans s’en occuper.

Lorsque le père et la mère de Laure se rencontrèrent, Pierre Magnan nous restitue ce terme rare et littéraire, oaristys,  qui  veut dire langage de l’amour , idylle, propos amoureux, entretien tendre: « C’étaient les oaristys, savant mélange d’amour et de compassion.« 

La vie des paysans d’alors,  dans les Alpes de Haute- Provence, était rude: c’est sans répit qu’on court d’un labeur à l’autre: commander au troupeau, diriger l’araire, gouverner les chevaux, maîtriser le verrat de deux quintaux qui défonce la porte de sa bauge parce qu’il a toujours faim et le troupeau qui bêle, qui secoue les clenches de la bergerie parce qu’il a faim aussi. Tout le monde, dans une ferme,  a faim et soif à la pointe du jour, et toutes ces bêtes qui crient famine à la fois et les trois vaches qui meuglent parce qu’elles veulent être traites; tout cela fait un bruit et un remue-ménage auxquels il est impossible de résister: hiver, été, automne, printemps et tous les jours de la semaine, ce cycle infernal est la noria où le paysan est attaché (pg 60).

L’hiver dans cette contrèe est terrible: […] et soudain, bien avant qu’on ait installé le sapin multicolore sur la place du pays, ce fût l’hiver. Il ne vint pas tout de suite à Eourres. D’abord il fit une halte temporaire sur les deux pyramides qui situaient le pays . De vert foncé qu’elles étaient, elles devinrent vert olive sous la mince couche de neige qui les recouvrait.  C’était la seule concession des yeuses à l’hiver. C’est l’arbre symbole du pays, aussi dur, aussi coriace. Les sangliers qui se nourrisssent des glands d’yeuses, il faut les faire mariner trois jours auparavant pour les attendrir. Tout peut mourir par un hiver rigoureux mais le chêne-vert , lui qui ne perd pas des feuilles, le sol ingrat est propre sous lui. Au premier printemps, il secoue la neige et il n’a pas besoin de reverdir. Il est vert pour l’éternité (pg 71).

La culture de la lavande est harassante, sous un soleil de plomb, il faut travailler le champ jusqu’à midi puis revenir jusqu’au coucher du soleil, puis desserrer les poignées de fleurs pour les étendre et les éparpiller sur une pente du champ réservé à cet effet, car la lavande pressée lors de la coupe à la faucille et laissée en tas, perd immédiatement son pouvoir odoriférant, l’essence n’a plus de parfum. C’est un travail de forçat que de couper la lavande à la serpe: il détruit tout le bien-être du corps et vous oblige à penser à lui depuis le pied toujours en porte à faux sur le talus de binage jusqu’au cou tordu parce qu’il faut regarder le travail de la faucille au ras de la main qui tient la touffe et le mouvement incessant du bras jusqu’à la sacquette qu’on porte en bandoulière et qui s’alourdit (pg 187).

En revanche, l’automne dans cette région est splendide: les nerpruns, les sumacs, les peupliers, les hêtres, tout ça paré de couleurs disposées avec un art infini par des mains sans matière. Les poiriers de Marat étaient des jets d’eau, maintenant des feux d’artifice où le soleil met l’incendie.

À la fin du roman, il vous envahit une émotion intense par tant d’humanité, par l’espoir que tout n’est pas vain dans ce bas monde , que la justice existe et que, parfois, l’Homme est bon.

Autres livres commentés : Les charbonniers de la mort, Le tombeau d’Hélios, Le sang des Atrides. Les courriers de la mort

LAURE DU BOUT DU MONDE, Folio N°4587 (Denoël 2006),  ISBN 978-2-07-034721-6

Leonora de Elena Poniatowska

Elena Poniatowska (Paris 1932) es una conocida escritora, activista y periodista mexicana con varios títulos publicados y premios diversos. Este libro le valió el Premio Biblioteca Breve de Novela 2011.

Le había leido un par de libros:  La piel del cielo, Premio Alfaguara de novela 2001 que relata la historia de una familia mexicana con hijos brillantes en Astronomía, pero que tras el telescopio no ven la complejidad del alma humana y De noche vienes, de 1985, serie de 16 relatos, bien escritos, ahondados en lo sicológico, pero de un interés desigual. Tengo muchas ganas de leer el libro que le valió el prestigioso Premio Rómulo Gallegos 2007, El tren pasa primero.

Leonora es una biografía muy inspirada de la pintora surrealista mexicana, de origen inglés, Leonora Carrington Moorhead (1917-2011), hija de un magnate inglés del textil. Leonora se interesó por la pintura de muy joven y debió luchar paso a paso por su independencia y su formación como artista. Para ello dejó a su familia a los 20 años para convivir e instalarse en Paris con Max Ernst, surrealista alemán, 26 años mayor que ella.

El libro nos relata un Paris entre las dos guerras, verdadero hervidero artístico e intelectual, donde Leonora se rodeó de artistas y escritores de primer orden en el movimiento surrealista: fuera de su amante y compañero, Max Ernst ella se codeaba con André Breton, Paul Éluard, Benjamin Péret, Wolfang Paalen, Pablo Picasso, Salvador Dalí,  Peggy Guggenheim ( que era su rival por Max Ernst), Renato Leduc (con quien se casó). Era una vida increíblemente trepidante y excitante en el Paris de aquellos años.

La creación artística se manifestó muy temprano en Leonora y esta creación pasaba por un estado mental al límite de la locura. Desde temprano Leonora se sintió un caballo, específicamente una yegua, ella consideraba que tenía un verdadero don para comunicar con los equinos; también se identificó con la hiena y con la mitología celta (su única religión), que le venía por el lado materno. De pequeña Leonora se sintió diferente y desobedeció a sus padres, escribiendo un manual de desobediencia, ella que fue despedida de varios colegios, por insolente y desobediente.

Leonora y sus obsesiones: los caballos y la hiena.

Su vida de joven rica la pasó viajando, a  Paris  con su madre : montaba a caballo en la mañana, asistía a un partido de polo a medio día y bailaba en la noche. Ser joven, bella y rica era un buen arranque en la vida…También a Venecia donde el Von Aschenbach de Thomas Mann, era una alucinación en la neblina, era una laguna de agua de mar a punto de morir, igual al lago en el que de chica aventaba a su yegua al galope. En el Lido, Leonora no reconoce la playa asoleada en la que Von Aschenbach vio por primera vez el rostro divino de Tadzio, que lo invadió como el agua sucia ahoga Venecia…

Luego cuando decidió aunarse al movimiento de los surrealistas, lo hizo a sabiendas que pocos llegaban a lo « desconocido », porque la mayoría temía perder la cabeza y reventar en el camino.  Baudelaire dijo que debían ir tras el fuego que les quemaba el cerebro y aventarse al fondo del abismo. La Primera Guerra Mundial hizo que los surrealistas, antes dadaístas, adquirieran la capacidad de poner el arte al servicio de su imaginación. En vista del crimen y de la imbecilidad de los ejércitos, los seguidores de Breton y Freud eliminaron la razón y se abrieron al alto mundo del inconsciente. Rescataron del olvido a Lautréamont por sus odas al asesinato, la violencia, el sadomasoquismo, la blasfemia y la oscuridad. El surrealismo, eso sí era la revolución permanente, la que empieza por uno mismo. La poesía se volvería carne y sangre como lo pedía Éluard, los hombres y las mujeres, los ancianos y los recién nacidos vivirían al borde de sus sentidos, destruirían al ejército, las cárceles, los burdeles y sobre todo las iglesias. Ahora la respuesta la tenían los pintores, los escritores, los experimentadores, los científicos, los inspirados, los románticos, las musas que guían a los creadores, los que no tienen miedo a mostrarse desnudos.

La vida social de los surrealistas era intensa. A ninguno le importaba dormir de día y salir de noche. El café era el altar donde oficiaba André Breton. Los acólitos acudían reverentes. Breton repartía indulgencias, condenaba, atraía y repelía. Sus fieles aplaudían la expulsión de Dalí tras haberlo acusado de coquetear con el fascismo, perdonar al catolicismo y tener una pasión desmedida por el dinero. Cuando lo enjuiciaban, Dalí acudía con un termómetro en la boca y una cobija sobre los hombros. El juicio se convertía en una farsa.

La historia de amor con Ernst fue fuerte y creadora. Leonora nunca había experimentado algo semejante. Ernst era 26 años mayor.- ¿ Era éso el amor? Max le respondía que el amor nace del deseo por alguien y que Nietzsche dijo:-« cuando amamos tendemos a ponerle al objeto amado todas las perfecciones »- ¿Y qué pasa si descubrimos su imperfección?-Viene el desamor. A Ernst, los surrealistas lo llaman « el pájaro superior » y para rendirle homenaje Leonora lo retrata con un largo manto de plumas que termina en cola de pescado. Tras del pájaro -pescado se yergue una cabeza de caballo congelada, ¿o será la de una yegua?

Es un libro profusamente rico en información sobre este período,  donde los datos y los nombres surgen como de una caja de Pandora, a veces de manera un poco desordenada, especialmente en la última parte de la novela, dando la impresión que el final está un poco chapuceado. Gracias Elena Poniatowska por este trabajo monumental que cristaliza en una novela muy interesante porque nos da una sensación realista de esta época fecunda intelectualmente.

La obra de Leonora Carrington es inmensa y la pueden visualizar gracias a Youtube:

http://www.youtube.com/watch?v=NDDc650j-zM

Para saber más sobre ella y su vida, este excelente reportaje de 26 minutos:

Otros libros de E. Poniatowska comentados: El amante polaco  Querido Diego, te abraza Quiela

LEONORA, Booket 2012 (Seix Barral 2011),  ISBN 7978-84-322-0032-8

La lionne blanche de Henning Mankell

Henning Mankell, auteur suédois de polars, résident en Afrique (Mozambique) depuis des années, qui a fui son pays natal car ne supportant pas le degré de corruption régnante ( quel paradoxe , car il ira s’installer en Afrique !), marié avec une fille de Ingmar Bergman, chef de file incontesté du boom d’auteurs de polars scandinaves.

Voici un super bon polar qui me réconcilie avec Mankell car je n’avais pas particulièrement aimé Le chinois ni Les chiens de RigaCelui-ci  m’a ravi parce que il est très bien dosé en suspense ( haletant !) et en information politique. Nous sommes loin de la grisaille ambiante et de la pesanteur argumentale  dans Les chiens de Riga. Il y a une relation très forte entre Les chiens de Riga et celui-ci puisque le héros, l’inspecteur Kurt Wallander fera plusieurs allusions à Baiba Liepa, la femme lettone qu’il aura brièvement mais fortement aimé dans Les chiens de Riga; à la fin de ce livre il y a une tentative de la part de Wallander pour renouer avec cette femme qui l’aura si fortement marqué. Ah, les affres de l’amour.

L’intrigue se passe entre la Suède de 1993 et l’Afrique du Sud qui vit les convulsions de la fin de l’appartheid avec la montée en puissance de Nelson Mandela. Mankell va nous raconter  deux dérives, celle de la Suède et celle de l’Afrique du Sud. Un attentat se prépare en Afrique du Sud contre Nelson Mandela, commandité par un Comité boer visant à semer le chaos et déstabiliser le pays.

Côté Suède, la situation n’est pas reluisante. Cette social-démocratie si admirée par certains, possède ses zones d’ombre, de violence, de corruption, d’infiltration de la part des mafias russes. On comprend que ceci reflète directement les inquiétudes de l’auteur, Henning Mankell, qui n’a plus supporté son propre pays et qui est parti se réfugier, où? dans la gueule du lion, puisque il s’agit ici de la lionne blanche. Ici, la lionne blanche porte un symbole très fort, le symbole d’une violence toute contenue mais prête à bondir, comme un fauve à l’affût:[…]la sensation d’une menace diffuse, capable de se muer d’un instant à l’autre en violence incontrôlable…C’était cela la vie quotidienne en Afrique du Sud. Tout le monde attendait que quelque chose se passe. Le fauve était en eux. Les Noirs avec leur impatience devant la lenteur des changements, les Blancs avec leur crainte de perdre leurs privilèges, leur peur de l’avenir. Comme une attente au bord d’un fleuve où une lionne les contemplait… Et avec une concentration constante, elle approchait à pas feutrés…(pg 320).

L’inspecteur Wallander a 44 ans, il est au bout du rouleau dans son métier,  et il vivra une enquête qui va le faire vaciller, dans ce livre, il va basculer dans la violence , il est le reflet de la déconfiture de la société suédoise. Il faut dire que Wallander est seul, malheureux, la présence  de Baiba Liepa lui manque douloureusement, il s’entend mal avec sa fille unique Linda, mal avec son père qui, à 80 ans sonnés, va convoler avec sa femme de ménage. Comme si cela ne suffisait pas, Wallander sera cambriolé au début du roman: on va lui voler tous ses appareils électroniques dont sa chaîne Hi-Fi avec ses CD préférés, lui, le fan d’Opéra. Et quelques chapitres plus tard on va lui souffler l’appartement avec une bombe. Avouez, que n’importe qui aurait perdu la boule avec cette succession de catastrophes.  Tout ceci fera que notre cher Wallander est l’illustration vivante d’un burn-out syndrome, raison pour laquelle il devra avoir recours à un psychiatre durant quelques mois:[…]le médecin, qui voyait en lui un grand inhibé, avait longuement tenté de le faire parler. Mais Wallander n’arrivait pas à nommer les causes de son tourment. Il se plaignait confusément de cauchemars, d’insomnies, de maux de ventre, de panique nocturne où il croyait que son cœur allait cesser de battre, bref, tous les symptômes bien connus d’un stress aggravé, prélude probable à une dépression. Le médecin finit donc par l’arrêter pour dépression grave, et lui prescrivit un traitement combinant une psychothérapie et des antidépresseurs (pg 465). Il est de notoriété publique que Henning Mankell s’inquiète de la violence qui règne en Suède. Il fera ici une transgression inexplicable à son principe de non violence en faisant que Kurt Wallander  tuera un homme de sang froid.

Le côté historique est intéressant parce qu’il nous initie à la problématique de l’appartheid et l’histoire des boers: des huguenots hollandais débarqués en Afrique du Sud vers 1680 et installés vers l’intérieur des terres, vers les plaines infinies du Transvaal et de l’Orange; pour les boers  l’indépendance est une question vitale, engageant la survie de leur langue et de leur culture, seule manière d’empêcher toute fusion avec une population anglaise qui devenait très entreprenante. Ces boers avaient organisé un mouvement de résistance appelé Résistance boer qui joue un rôle important dans le roman afin de contrer la montée en puissance de Mandela et des désirs d’indépendance des noirs. Henning Mankell nous donne une vision par trop angélique de Frederik de Klerk, mais ce choix très manichéen peut se justifier pour une question d’efficacité narrative, ainsi que cela a été signalé dans l’excellent blog  sur les polars,le vent sombre  dont je vous donne l’adresse si jamais vous cherchez de la critique de qualité sur un polar:                 http://leventsombre.cottet.org/cycles/mankell/la-lionne-blanche

Page 287, Henning Mankell évoque un sujet qui le touche directement : l’exil volontaire;  à ce sujet,  un dialogue intéressant a lieu entre Wallander et l’un de ses collègues du commissariat. Wallander commence à douter sur l’exercice de son métier de policier et envisage de lever le pied, peut être de partir à l’étranger. Son collègue lui dit: » si tu pars, surtout ne reviens pas. Crois-moi, ceux qui reviennent ne sont pas bonifiés par leur aventure. Ils nagent en pleine illusion. Ils n’ont pas compris cette vérité ancienne: on ne peut pas se quitter soi même ».

L’intrigue policière dans le roman est excellente, haletante, captivante. je vous laisse la découvrir, car je me dois de vous laisser tout le plaisir des frissons de la découverte d’un si bon polar…

Autres livres commentés : Le chinois, Les chiens de Riga, L’homme inquiet.

LA LIONNE BLANCHE, Points N°1306 (1996),  ISBN 2-02-078992-2