Los años inútiles de Jorge Eduardo Benavides

Cuando vi este libro en el mostrador de la Biblioteca Cervantes y noté que era de un peruano, me dije ¡ Tate!  pues ahorita (=a la manera peruana) mismo lo pesco y lo leo porque me falta  bastante casuística con la literatura peruana, aunque  esperan en mis cargados anaqueles un parcito  para leer:  una novela de Alonso Cueto y el último libro de Santiago Roncagliolo…

 Esta es una novela política, escrita por un periodista peruano nacido en Arequipa en 1964 ( como Mario Vargas Llosa con quién le encuentro un leve parecido físico). Estudió y ejerció el periodismo en Lima. Residió en Tenerife donde animaba un taller literario , ejerciendo, como Roberto Bolaño, diversos oficios para subsistir.  Hoy en día reside en Madrid. Se demoró 6 años en terminar este libro y otros 6 en publicarlo…(se comprende por lo álgido y comprometido del tema…). Los años inútiles (2002) es el primer tomo de una trilogía de novelas políticas junto con El año que rompí contigo (2003) y Un millón de soles (2008) que no han sido leídas.

Esta novela es un testimonio de los ultimos años de la primera presidencia  ( 1985- 1990) de Alan García, líder del APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana ) o Partido Aprista Peruano de postura centro-izquierda, gobierno del peor populismo, pero gobierno que habían aclamado  como el único en toda la Historia del Perú que defendió honesta y consecuentemente las causas populares ( pg 263).

Este primer período aprista conoció malos manejos económicos: una inflación agobiante, unas huelgas fenomenales, atentados y muertes, marchas de protesta, unas colas larguísimas y serpenteantes de multitudes harapientas, una masa famélica esperando que abrieran almacenes creados para repartir la nada, saqueos, disturbios, toque de queda, apagones, una tentativa de nacionalización de la Banca con las protestas consecuentes de la derecha « cavernaria », pero también de la izquierda  » recalcitrante »(pg 262). Pero sobre todo este período conoció un pic del terrorismo ejercido por Sendero Luminoso en los años 86-88, que organizaba  festínes de vísceras y dinamita. También se acusó a este gobierno de haber montado un comando paramilitar para comprometer más al Sendero Luminoso, pero el gobierno retorcaba que eran fabulaciones burdas que tejía la rueca emponzoñada de la oposición (...qué gobierno de porquería, todos unos ladrones, empezando por el manganzón del presidente…pg 227).

Aquí Benavides hace un hábil tejido cruzado de vidas que fueron entregadas por su elección política, víctimas de su país y por ende de ellos mismos lo que les generará la deprimente convicción que están ante un camino sin salida, ante una sociedad sin soluciones. Novela política con voluntad de interpelar la consciencia de una sociedad problemática  por las desigualdades sociales monstruosas, acechada por el ejército y las oligarquías, degradada por la corrupción y agotada, en aquellos años por el terrorismo salvaje del Sendero Luminoso en su período de mayor actividad. El escritor Benavides plantea que en sociedades como ésta, los gobiernos populistas sacan el lado oscuro de cada persona: arribismo, intolerancia, sordidez, corrupción. Y la errática política económica del APRA que trató de combinar elementos socialistas con la economía de mercado y con una tímida reforma agraria, provocó un enfrentamiento con USA con lo que el proceso « socializador » quedó en nada con la ductibilidad del Apra. Es esta ambigüedad y confusión que Benavides tomó como escenario ( en segundo plano) a lo largo de estos años inútiles que relatan la decadencia de los protagonistas . Benavides es tan pesimista que acota: «  el camino de mi país es tan oscuro que si lo pintan de negro, lo aclaran ». Afirma también que «  un optimista es alguien a quien le falta información ».

El libro cuenta la historia de tres personajes de tres medios sociales  diferentes ( lo que permite adentrarse en los clivajes de la sociedad peruana ), personajes empujados por la crísis política y económica, a un proceso acelerado de degradación y corrupción : Sebastián es un joven abogado de clase media envuelto  en asuntos cada vez más sucios para poder salir adelante; Luisa es una cholita que lucha por salir de su condición de chola sumisa e inculta y Rafael Pinto es un periodista que denuncia la corrupción política y ve cerrarse todas las fuentes de trabajo ( su alter ego ? ). Página 312, Rafael Pinto dice : ¡ Qué basura es el periodismo en este país !… [ ¡ qué ocurrencia !, Rafael Pinto, en TODOS los países, vamos , vendidos al poder y naturalmente a la política ! Ndlr ].

¿En qué momento se jodió el Perú? Es la misma pregunta que se hace  Zabalita en Conversaciones en la catedral   de Vargas Llosa en 1969 y que se hacen los personajes de este libro  treinta años después. Hay como una herencia con la novela de Vargas Llosa, ambas son novelas políticas.

Interesante la novela de Benavides porque quiere dejar un testimonio, aunque no me gustan las novelas políticas porque por definición son partidarias, parciales, interesadas, arribistas, comprometidas, venales, maniqueístas, reflejando a menudo un parti pris. La frase célebre que dice que el poder corrompe, es sabia, porque la política acarrea podredumbre, compromiso.

Me llamó la atención en la novela el alto grado de alcoholización de los machos peruanos que raramente beben gaseosas, sino que según el rango social toman cerveza o pisco o whisky, pero a cada rato y con cualquier pretexto. El pueblo toma hasta la borrachera; los otros hasta , no siempre, una cierta moderación:… cuando le empiezas a dar al trago nada te importa en el mundo. No te importa ni tu mujer, ni tu hijo, ni quién está en el poder, si la izquierda o la derecha o los milicos o la concha de su madre; lo único que te interesa es chupar y chupar ( pg 19). También noté la consomación de tabaco compulsiva en aquellos años 80 , hoy en día  fumar es algo políticamente incorrecto. ¡ O tempora, o mores !

Y para hablar como los peruanos, ahorita,  qué corta tienen la memoria los peruanos pasando de un gobierno que proclamaban corrupto ( pero que sirvió de caldo para la llegada  de Fujimori o « el Estado como manera de hacer más negocios » ) y luego vuelta a lo aprista. La memoria corta no hace la Historia, sino la historieta. El pueblo , en el sentido noble del demos, es una veleta.

Otros libros reseñados : El asesinato de Laura Olivo, El enigma del convento, Un asunto sentimental.

LOS AÑOS INÚTILES,, Alfaguara 2002, ISBN  84-204-4368-9

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