Temporada de fantasmas de Ana María Shua

Escritora argentina (Buenos Aires 1951) cuyo verdadero apellido es Schoua; obtuvo una maestría en Artes y Literatura en la Universidad de Buenos Aires. Escribe microrrelatos , literatura infantil y guiones de cine, adaptando varias de sus novelas al cine: « Los amores de Laurita » y « Soy paciente« . Se la conoce como « la reina de la minificción« . Su novela La muerte como efecto secundario fue seleccionada como una de las 100 mejores novelas publicadas en español durante los últimos 25 años, lista publicada por la revista colombiana Semana en pos de un Congreso en Cartagena (2007) que reunió 81 expertos.

Temporada de fantasmas es un libro de 99 microrrelatos, divididos en 9 cabezas de capítulos intitulados: « En pareja », « Misterios de la ficción », « De la vida real », « Capricho divino », « Enfermedades », « Otros pueblos,otros mitos », « Dormir, soñar », « De la galera » y « El desorden sobrenatural de las cosas ».

Tenía gran expectativa por leer esta autora argentina…pero no me gustaron mucho estos microrrelatos, encontrándoles mucho morbo, a veces patos, y demasiada fantasía- fantasiosa, los encontré poco « asibles » y rápidamente olvidables…Aunque reconociéndole a la escritora cierta erudición, especialmente con el vocabulario y hasta a veces una chispa de reflexión .

En materia de microrrelatos, prefiero los del escritor argentino Andrés Neuman que encuentro mucho más « aterrizados », más concretos, más interesantes.

Para dar  ejemplos, citaré un par de microrrelatos. Uno  del capítulo « Otros pueblos, otros mitos », intitulado La luna y la vida: LE-EYO fue uno de los primeros hombres, del que descienden los masai. Para evitarle la muerte, el semi-diós Naiteru-kop le ordenó que cuando arrojara el primer cadáver, tenía que decir así: « Hombre, muere y vuelve a la vida, luna muere y no vuelvas más ». Un niño murió poco después, pero como no era uno de sus propios hijos, Le-eyo se dijo: « Este niño no es mío; cuando arroje su cuerpo diré « Hombre, muere y no vuelvas más; luna, muere y vuelve a la vida ». Pero más tarde, cuando murió uno de sus propios hijos, fue inútil que pronunciara las palabras mágicas tal como se las habían enseñado. El niño no revivió. Por eso, desde entonces, el hombre muere y la luna renace. No odiemos a Le-eyo. ¿qué hombre sería capaz de renunciar para siempre a la luna por un hijo ajeno?

Y este otro del capítulo « Dormir, soñar » intitulado Sueños de niños Si tu casa es un laberinto y en cada habitación Algo te espera, si cobran vida los garabatos que dibujaste (tan mal) con tiza en la pared de tu pieza, y en el living la cabeza de tu hermana ensucia de sangre la pana del sillón verde; si hay Cosas jugando con tus animales de plástico en la bañadera, no te preocupes, hijita, son solamente pesadillas infantiles, ya vas a crecer, y después vas a envejecer y después no vas a tener más sueños feos, ni te vas a volver a despertar con angustia, no vas a tener más sueños, hijita, ni te vas a volver a despertar.

Sería interesante aplicarles un sicoanálisis a estos microrrelatos. Existe probablemente un back-ground espeso detrás de ellos.

Veremos qué impresiones me depara otra futura lectura de esta escritora, antes de formular una opinión definitiva sobre sus libros .

TEMPORADA DE FANTASMAS, Páginas de Espuma 40 (2004),  ISBN 4-95642-40-9

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